Dos helicópteros, cuadrillas de retenes de incendios y varios camiones
de bomberos participaron en la extinción que no llegó a producirse
hasta la llegada de una oruga traída a Peraltilla por Antonio Cavero y
que acabó en pocas horas con todos los frentes del fuego.
El fuego quemó cerca de 500 hectáreas de
monte bajo (romeros, aligas, matorrales, carrascas) en la partida de las
chesas y varias hectáreas de cereal sin cosechar.
La labor de las cuadrillas de extinción de
incendios dejó bastante que desear pecando en todo momento de falta de
coordinación, improvisación y errores de libro. Uno de los
helicópteros cargaba ¡¡en el depósito de agua potable!! de
Peraltilla teniendo el Canal del Cinca a escasos 100 metros.
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