La lista de Sanz Briz
Vamos a conocer a un personaje que aunque desconocido por la mayoría,
es único. Un hombre de entre la
docena escasa de personas que tienen el título de “Justo de entre las
naciones”.
Este año de 1.994 en el que todos nos hemos conmovido con la
galardonada película de Steven Spielberg “La lista de Slinder”, se nos han
abierto los ojos ange aquella tragedia que fue el exterminio nazi del pueblo
judío durante la no tan lejana en el tiempo 2ª Guerra
Mundial.
Kurt Slinder fue un hombre que en medio de sus debilidades supo librar
de una muerte segura a más de tras mil judíos polacos invirtiendo y gastando
en ese noble empeño toda su fortuna.
Pero Slinder no fue el único personaje que con su actuación heroica
salvó a miles de judíos. Con
luz propia brilla la figura del zaragozano universal Angel Sanz Briz, quien
ocupando su puesto de jefe de la Legación de España en Budapest salvó a más
de cinco mil judíos húngaros. Con
todo, lo más importante para nosotros es que Angel Sanz Briz está vinculado
a nuestro pueblo, dado que procede de una familia de aquí de Peraltilla, de
casa de Zamora.
Nos debemos de situar a mediados del siglo pasado.
Entonces en casa Zamora vivían los hermanos Sanz Espuis.
Estos fueron: José (que
murió sin descendencia el 13 de marzo de 1.902, como indica una lápida del
cementerio), Antonia (que se casó con Manuel Lacoma Vidal y fueron sucesores
de su hermano José), Mariano (que se casó en segundas nupcias en casa de
Canudo de Azlor), Joaquina (que se casó en Ibieca), Mariano (que se casó en
casa de Carbón) y Felipe.
Este felipe se fue a Zaragoza y se dedicó a la compra-venta de pieles.
Se casó con Pilar Benedé, mientras ambos iban agrandando su
patrimonio amasando una gran fortuna. De
este matrimonio nació Felipe Sanz Benedé que se casó con Pilar Briz.
Fruto de este matrimonio fueron los hermanos SANZ BRIZ: Felipe,
Mariano, Alfonso Pilar y Angel que es en quien nos vamos a centrar.
Angel Sanz Briz nació en Zaragoza en 1.910.
Ingresó en la Escuela Diplomática en 1.933.
Su primer cargo fue la embajada de El Cairo (Egipto).
Luego desarrolló sus funciones en Budapest (Hungría).
Se casó con Adela Quijano. Más
tarde fue incorporando nuevos destinos: Guatemala
(1.960), Nueva York, Perú, Holanda, China (1.973) y Santa Sede (de 1.977 a
1.980 en que murió). Durante los
años que estuvo en el Vaticano fue representante de España ante tres Papas.
Su carrera diplomática fue muy brillante, difícil de igualar hoy en día.
La gesta que más le honra se desarrolló en Budapest en la Segunda
Guerra Mundial. En aquellos años
Hungría cooperaba con Alemania y en 1.944, ocupada por los alemanes, emprendió
una política de decretos contra los judíos.
En julio de 1.944 se habían deportado ya 120.000 judíos húngaros a
los campos de exterminio de Polonia.
Sanz Briz al frente en aquel momento de la Legación española vio la
dramática situación de los judíos que acosados por la población se
hacinaban en guettos inmundos en medio de constantes rumores sobre su
deportación a campos de exterminio(“campos de muerte”).
En esta situación el gobierno español le dictó a Sanz Briz que
hiciere “algo” por los judíos pero sin dar instrucciones concretas.
La ejecución de aquel “algo” dependía de su habilidad y tacto,
para no darse a entender ante las autoridades húngaras y provocar un
incidente internacional. En este
empeño contó con la ayuda inestimable del italiano Giorgio Perlasca.
Sanz Briz siguió el ejemplo de Raoul Vallenberg, comerciante sueco con
pasaporte diplomático, que utilizando falsos pasaportes salvó la vida a
muchos judíos en Budapest. Para
ello solicitaba pasaportes al gobierno búlgaro e incluía en cada una hasta
seis personas que sin conocerse entre ellas las incluía bajo el calificativo
de “familiares”.
Además, se aprovechó de un resquicio de la legalidad española
aprobado en tiempos de Primo de Rivera (1.923-30) según el cual se les concedía
la nacionalidad española a los judíos sefardíes (los descendientes de los
judíos expulsados por los Reyes Católicos en aquel lejano en el tiempo año
de 1.492). Así a los sefardíes
se les consideraba españoles por esta ley, ciudadanos de una nación neutral
y por ello no podían ser deportados. La
situación entre España y Alemania fue de difícil equilibrio, intentando
España mantener como fuera una neutralidad en el conflicto, a pesar de los
deseos alemanes de obtener un mayor compromiso español.
El gobierno español sabría de sus operaciones.
Las instrucciones que recibía de Madrid eran ambiguas.
Es probable que recibiese ayuda del gobierno, incluso puede que tuviera
orden de comprar edificios para acoger a judíos perseguidos.
De hecho, así lo hizo y aprovechó casas donde colocó el cartel de
“Anejo a la legación de España” y la bandera española para dar cobijo a
fugitivos. Al hacer todo esto, su
vida corrió un peligro bien patente.
Cuando acababa la guerra, los soviéticos ocuparon Budapest el 13 de
febrero de 1.945 y Sanz Briz tuvo que huir de Hungría dejando al frente de la
Legación a Giorgio Perlasca que continuó con la labor emprendida por ambos.
Finalizada la guerra, su fama se extendió entre la comunidad judía.
Se convirtió en un hombre mítico y continuó manteniendo relaciones
hasta su muerte con las personas a las que ayudó.
En 1.989 a título póstumo se le concedió la medalla de “Justo
entre las naciones”, que sólo obstentan una docena de personas en todo el
mundo, entre ellas su amigo Giorgio Perlasca, otorgada por Israel.
En 1.991 tuvo un homenaje en Jerusalén poniendo una placa con su
nombre en el museo del Holocausto nazi “Yad Vashem”.
Angel Sanz Briz fue el primero de una saga familiar de diplomáticos al
que siguió su hermano Mariano. En
la actualidad hay cuatro miembros de su familia también diplomáticos.
Uno era en 1.991 embajador de España en Nigeria.
Conocido esto debemos de sentirnos orgullosos por partida doble por la
labor que Sanz Briz desarrolló: Primero
como españoles por saber que en medio de las dificultades, Sanz Briz,
capitaneando la Embajada española, con iniciativa propia y valor salvó a
cinco mil judíos. Segundo, en
cuanto que vecinos de Peraltilla por ser descendiente de gentes de nuestro
pueblo, era nieto de Felipe Sanz Espuis que nació en casa de Zamora.
Ojalá que allí donde haya persecuciones y guerras no falten nunca
personas de la talla humana de Sanz Briz.
Datos
de Heraldo de Aragón del domingo 27-10-91
José Miguel Riverola Lacoma
Aparecido en el programa de fiestas de 1.987