La historia de mi vida es la historia de una de esas familias españolas que emigraron a Francia en el año 1.898 y de la cual provengo. Mi nombre es Josette Viñuales-Sopena. Nací en Francia y por eso soy francesa, pero con corazón de española. Vengo de ver mi sueño cumplirse, un sueño que llevo en mí, desde mi niñez: descubrir ese lugar de España en donde vivió toda mi familia por parte de mi padre. Mi abuelo Antonio Viñuales Torres vino a Francia en el año 1.898 en donde trabajó dos años en un pueblo llamado Pouzlos Minervois, antes de volver a su pueblo en España: Peraltilla, para casarse con una linda señorita llamada Carolina Sopena. Recién casados, los dos atravesaron, por la noche, los Pirineos por caminos penosos y peligrosos, montados en burros y vivieron en el pueblo que mi abuelo había elegido: Pouzols. Mi abuelo pensaba regresar a España puesto que en el año 1.911 adquirió una finca en Peraltilla como lo atestan unos documentos oficiales. Por desgracia no pudo cumplir con su proyecto pues el falleció en el año 1.918 enfermando de gripe española la cual hacía estragos tanto en Francia como en España. Mi abuela se quedó sola con sus cuatro hijos, mi padre Rafael-Julián era uno de ellos. Mi sueño era respirar el aire que ellos respiraron, ver lo que sus ojos vieron, sentir sus alientos, sus penas y sus alegrías, quería resucitar en mí unos momentos de sus vidas. En el mes de julio de 2.007 descubrí los pueblos de Peraltilla, Perarrúa, Angüés. Encontré rápidamente esos lugares adonde mis raíces me atraían. Al ver el pueblo tan bonito de Peraltilla, con sus habitantes amables y acogedores, me estremezo de gozo. En ese lindo pueblo donde vivió también mi bisabuela Juliana Torres, esposa de Viñuales. Me enteré por medio de unas cartas de la pena que ella llevaba viviendo sola lejos de su hijo en Francia y sin su hija llamada Inocencia la cual falleció a los 27 años. Por medio de esas cartas me enteré también de su pobreza y de como ella estaba pendiente de la escasita ayuda que le enviaba mi abuelo, permitiéndole sobrevivir. Ella falleció en 1.921 en Peraltilla, según lo que sé, pero a pesar de todas mis investigaciones no he podido averiguarlo, lo que me da pena porque hubiera querido saber el lugar donde ella descansa. Igualmente he investigado acerca de mis bisabuelos Torres de Angüés pero hasta ahora no he podido saber si tuvieron o no descendencia y lo siento mucho. Los lindos pueblos del Somontano aragonés de los cuales salieron mis antepasados, suenan en mis oídos. Me acuerdo todavía de las canciones que canturreaba mi abuela, de los pasos de Jota que ella esbozaba con una toquilla tirada sobre sus delicadas espaldas. ¡Cómo amo esa danza! Una vez llegué a Peraltilla, me paseé por ese pueblo tan tranquilo. Ví a una señora que sale de una casa y me acerco, ella me escucha atentamente mientras le indico el propósito de mi presencia en ese pueblo. Le enseño mis preciosos documentos: las cartas de los años 1.910 hasta 1.929 que se escribieron mi bisabuela y mi abuelo. Como si fuera un milagro, ella reconoce la firma y la escritura de sus abuelos, ¡es prima mía! Alegría, risas y llantos se mezclan, las dos quedamos estremecidas. Se llama Trini, juntas vamos hasta la iglesia en donde pasó en 1921, para un último adiós nuestra bisabuela. Los días siguientes compartiendo una buena comida aprendemos a conocernos. Leyendo mis preciosos documentos veo que mis abuelos tenía un amigo muy querido llamado Ramón Nasarre y por suerte puedo encontrar a sus descendientes. ¡Que bondad, que acogimiento! Puedo entender el porqué de la amistad que tenían mis abuelos con esa familia. Me quedo sorprendida porque se comportan como si nos conociéramos de toda la vida. Con el apoyo de mis primos y de esos amigos fuimos a ver al Sr. alcalde que nos acogió con mucha atención y amabilidad. Él puso a nuestra disposición su plantilla para con su ayuda buscar las raíces de mi familia. No encontramos nada referente a mi familia Viñuales-Torres, pero descubrimos que las raíces de la familia de mi abuela Sopena-Obis cuya salían de Perarrúa. Con esa información fuimos hasta Perarrúa a donde encontramos a un primo mío llamado Joaquín. Luego fuimos a Angüés, pero no logramos descubrir nada con mis investigaciones. Ninguna familia Cebollero que pudiera tener que ver algo conmigo. No pude ir más adelante pues las vacaciones se acabaron y tuvimos que regresar a Francia. Pero Dios mediante regresaré. He salido de España sin descubrir algo más que corresponda a mi abuelo, pero sé, que si unas personas interesadas en mi historia pueden ayudarme, lo harán. Regresé a Francia enriquecida con todo el cariño que he descubierto de cerca de esa nueva familia.
Josette Viñuales-Sopena
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