Los
organizadores de aquellas fiestas eran los “mozos de gasto” que eran los
mozos solteros desde los 17 años. Se reunían para nombrar a los dos
“mayorales” que se ocupaban de las tareas principales.
Los actos festivos se
reducían a las sesiones de baile, las rondas, la misa y las comidas
familiares.
La primera
decisión que se tomaba era la elección de la orquesta. Esta contrataba
para toda la fiesta y los músicos comían y dormían por las casas. Los
mayorales tenían que pedirle permiso al alcalde para celebrar la
fiesta. El primer día de las fiestas siempre era el domingo, el primer
domingo después del día de la virgen de agosto. La orquesta se
contrataba para tres días pero siempre se solía negociar con los músicos
para que se quedaran un día más.
Había tres
sesiones diarias de baile: el baile-vermout que tenía lugar antes de
comer, la sesión de la tarde y la de la noche. La sesión de noche solía
durar hasta las dos o las tres de la madrugada, dependiendo de la
orquesta. El lugar donde se celebraban las sesiones de baile era la
plaza Mayor y para ello había que preparar un entoldado que cubría de
manera completa toda su superficie. Se ponían unos maderos verticales
que aguantaban los cañizos que soportaban encima las “chisclas” que eran
traídas de la clamor a carga e incluso al hombro por los mozos. Era una
tarea que requería un gran esfuerzo durante varios días. El escenario
de los músicos era también preparado adecuadamente y colocado en alto en
la punta de la plaza. El suelo había que prepararlo y como era de
tierra había que regarlo en los intermedios. Había una persona
encargada de ello con una regadera, le decían el “regador”. La plaza se
solía llenar y a veces se bailaba hasta detrás del frontón.
Respecto a las
orquestas, vino bastantes años la Orquesta Estrellas Negras la de
Ballarín, era de las que más fama tenía por aquellos años. Había otra
orquesta de era de Manresa, el director era un tal Reguán y llevaba una
vocalista y tocaba muy bien pero tenía la pega de que no sabía tocar
jotas. También recuerdan a la Orquesta Columbia de Estadilla, la
Orquesta Ríos y otra orquesta de Alcampel de la que no recuerdan el
nombre.
Respecto a los
cantadores, venía Vicente Cambra, de Morilla, el cantador de Santalecina
y Joaquín Campodarve de Pozán de Vero. A veces los mozos iban a
despertar a los músicos para que hicieran una ronda por las calles bien
pronto por la mañana, cosa que a los músicos, a veces no les sabía nada
bien.
Muchos mozos se
comprometían con una bailadora. Tenían que ir a buscarla a casa y bailar
con ella toda la fiesta. En los descansos se iba al bar a echar un
trago, al bar de casa Tomás, no había dinero pero por una peseta se
podía tomar vermout. Al final de la fiesta la bailadora le regalaba al
mozo una torta.
Las fiestas se
sufragaban a escote entre los mozos de gasto. También se pasaba “la
servilla” por las casas y como en casi todas solía haber forasteros,
solían echar alguna perra que servía para sufragar los gastos. El
fotógrafo no solía faltar en ninguna fiesta y quien
más quien menos se
echaba una foto en aquellos estudios improvisados que plantaban en la
plaza.
En los días de
la fiesta, las comidas familiares solían ser más abundantes que el resto
del año. Se solía comer carne, principalmente pollo o conejo y en
algunas ocasiones cordero. De bebidas alcohólicas no había otra cosa
que vino, anís y coñac.
José, Jesús,
Rogelio, José, Antonio, Paco, José, Pablo, Eduardo, Luis, todos
coinciden en afirmar el cambio tan tremendo que han experimentado los
tiempos, entonces había quizás mayor compañerismo y unidad entre la
juventud, el ambiente era más familiar. Pero la mayor diferencia es que
entonces eran jóvenes. Sesenta años después el mundo ha cambiado mucho,
y las fiestas en Peraltilla mucho más.
Eduardo Budiós Tuá
Julio de 2006
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