¡Santa Barbara bendita!


    ¿Cuántas veces hemos oído esta exclamación y cuántas veces, nosotros mismos, la hemos pronunciado? por aquello de que nos acordamos de Santa Bárbara cuando truena.

     Santa Bárbara es en España, la abogada de los truenos y rayos, de los incendios y la protectora de los militares (artilleros).  

      Hace un tiempo tuve la suerte de contemplar y admirar un bello cuadro de Santa Bárbara, pintado por el insigne aragonés y más mundialmente conocido y admirado D. Francisco de Goya y  Lucientes.

     Al contemplar este cuadro, se agolparon en mi memoria hechos acaecidos en nuestro pueblo de Peraltilla:   recuerdo cómo en el año de 1936 fueron pasto de las llamas todas las imágenes de la iglesia parroquial y de la ermita de San Joaquín, algunas de ellas, que eran de madera polícroma, fueron hechas astillas y usadas para cocer el pan en el horno municipal.    

       Años después los Señores D. Tomás Zamora y su esposa doña Esperanza Riverola   (señores de Casa Algayón), donaron una imagen de Santa Bárbara a la parroquia y pueblo de Peraltilla.  Recuerdo la bendición de dicha imagen, que luego fue llevada en procesión por todas las calles y después colocada en la capilla frente a la puerta de entrada de la iglesia. 

        La familia Algayón tenía su asiento, en un banco, al pie del altar de Santa Bárbara.

       De niño esta imagen me impactaba porque era la primera imagen que veía al entrar a la iglesia, y por la torre y el rayo que siempre llevan representadas las imágenes de  la Santa, me preguntaba ¿por qué la torre y el rayo?; llevado por mi curiosidad,  intenté saber la vida y martirio de esta Santa, he aquí su historia:   

            Santa Bárbara era hija del sátrapa Dióscoro (sátrapa: en la antigua Persia, era el gobernador de una provincia, que poseía poderes judiciales y administrativos y estaba encargado de la recaudación de impuestos).  Dióscoro era un hombre ladino que sabía gobernarse con astucia.  Vivía fastuosamente y ejercía una autoridad despótica, y no quiso que su hija  se relacionara con la religión cristiana, por lo que la mandó encerrar en una torre.  A pesar de los impedimentos paternos, Bárbara, se convirtió en una ardiente y devota cristiana, llegando a abrir una tercera ventana en la torre donde estaba prisionera, y esas tres ventanas las relacionan con la Santísima Trinidad. 

      Bárbara, pudo huir de su padre, pero fue capturada y condenada a morir decapitada, sentencia que ejecutó su propio padre, el cual fue castigado por Dios matándolo con un rayo cuando regresaba a casa. He aquí la explicación de la torre y el rayo.

       En este bello cuadro, Goya ha incluido todos los elementos:  está presidido por la gran figura de la Santa, vestida con elegantes ropajes que indican  su elevada posición y alcurnia. En su mano derecha lleva la Santa Custodia y en la izquierda la palma del martirio. Tras ella contemplamos la torre donde estuvo encerrada y la escena de su decapitación, incluso el zigzagueante rayo que mató al padre. En la izquierda del cuadro una alegoría al Ejército de la que es protectora.

       Con este escrito quiero recordar con todo respeto a la familia Zamora-Riverola que sufragó la compra de la imagen de Santa Bárbara, y a aquellas otras familias que lo hicieron con otras imágenes, así como a todas las familias de Peraltilla que con su óbolo contribuyeron a la compra del resto de imágenes que fueron ocupando altares y capillas de nuestra iglesia parroquial.  

Alfredo Coronas Nadal
Programa de Fiestas 2.000